La revelación

Vine del fuego, de los gritos, de las peleas. Vine, de un maltrato que no conocí, hasta que aprendí a verlo. Vine, del dolor, de la frustración, de la pobreza. Vine de lágrimas, de rabia, de golpes, del golpear estas teclas, mientras, ríos caen, mientras… mientras, mi ansiedad me desmantela y me rompe; mientras, mis 

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No son horas…

– ¿Dónde estás? – ¿Ya tocaste fondo? Levanta. No no, escucha. Le-van-ta. Y míra-me. Oh, esas lágrimas. Oh, esas mierdas… uno se hace fuerte o muere en el intento, o se lo llevan los fantasmas. No, no vengo a llevarte esta vez, vengo a dejarte. Míralo, él soy yo, y yo soy él. Hemos tardado 

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